Recordarte es un placer, si en el recuerdo sonríes, te sonrojas o te enfadas… porque con tu recuerdo consigo la alegría que un día me transmitieron tus palabras…
viernes, 28 de diciembre de 2012
lunes, 17 de diciembre de 2012
Crujidos
Con el crujido de las hojas secas al desvanecerse, me abro camino hacia mi tortura. Una tortura que no es más que un tiempo regalado a lo que no merece serlo.
Y con el crujido me despierto, viendo como mis pies sin querer me alejan, de todo lo que en estos en momentos en mi corazón se transforma en un mero "sobrevivir" a mi tiempo.
martes, 7 de agosto de 2012
Silencios y ecos desmedidos.
– ¿Eres tú? – Preguntó una voz desconsolada que parecía escondida bajo los ecos del miedo.
– ¿Tú? ¿ A quién te refieres? – Respondí. No soy más que lo que dejas escapar de ti, aquella voz que redundante, dejas salir por entre los pequeños huecos por los que dejas entrar el poco sol que te alumbra.
– Puede ser.
– ¿Tú? ¿ A quién te refieres? – Respondí. No soy más que lo que dejas escapar de ti, aquella voz que redundante, dejas salir por entre los pequeños huecos por los que dejas entrar el poco sol que te alumbra.
– Puede ser.
martes, 3 de julio de 2012
Musa de la desilusión.
Píntame, y hazme ver…
lo bonita que en tu mundo puedo llegar a ser.
Muéstrame, lo que tus ojos ven en mí…
porque mi espejo no para de repetir:
“Musa fría, lánguida y poco sutil,
No cruces la calle sin esconder tu figura senil…”
A veces camino, por saber,
si algún reflejo me hace entender,
que mi palidez, pueda llegar a ser…
candidez y no desolación…
que mis ojeras son de pensar en ti,
y no en mi devastación.
Mirada huidiza al sentir,
que tu boca sonríe sin me ves venir.
Intenté por ello convertir mi frialdad,
en una blancura de índole vital.
Pero la multitud, me recordó… a viva voz…
“Tu eres la musa de la desilusión…
Musa fría, lánguida y sin voz…
no salgas nunca, te verán bajo sol…”
jueves, 28 de junio de 2012
Ton amour, ma paix...
Tu es l'homme qui me donne,
la paix pour vivre dans ma folie.
Tu es l'homme qui me donne,
tout l'amour pour comprendre le monde.
Tu es l'homme qui me donne,
tout l'amour, tout l'amour, tout l'amour...
Je veux savoir si tu m'aimeras,
si tu m'aimeras pour toute ma vie...
Je veux savoir si tu resteras avec moi,
parce que parfois ma personne est cruelle,
et mon âme, très bizarre.
Mais je te promets que je vivrai par notre passion,
que je ressusciterai notre feu,
parce que tu es l'homme tranquille,
qui me parle pour pouvoir supporter,
les incohérences de la vie.
Tu es l'homme qui me donne,
tout l'amour, tout l'amour, toute ma vie...
miércoles, 20 de junio de 2012
Tu risa, mi bote salvavidas...
El sentimiento más bonito que creí en mi vida fue el de verte al nacer. Sentí cosas que nunca había sentido al verte allí, tan sumamente frágil, con un jersey amarillo que la mayor de tus tías tejió a mano para ti. ¡Me diste vida! ¡Cuál extraño era aquel sentimiento en mí! Tan pequeño, tan frágil, tan alejado de toda realidad y aportando tal cantidad de vida con cada aliento que salía de tu pequeño cuerpo.
Sin darme cuenta, desde ese justo momento, te convertiste en un motor esencial de mis días, de mi vida, de mi alma.
Nuestro primer encuentro... ¡qué recuerdos! Momentos en los que aún temía cogerte entre mis garras, aquellas que solo tú convertiste en suaves manos a las que agarrarte en tus primeros pasos. ¡Qué sensación tan maravillosa la de aquel día al oír tu corazón latir! Una sensación, vivida como la primera, otras cinco veces más a lo largo de estos casi trece años. Una nueva llegada, este mismo sentimiento.
Empecé este relato diciendo que creí que verte al nacer sería la mejor de las sensaciones, y en ese momento lo creía, porque a día de hoy nunca nada podrá ser comparado a ser tu cómplice y verte crecer. Porque te has convertido en una gran parte de mi vida, porque nunca me imaginé que el tiempo me pudiese dar tanto, porque me faltan las palabras cuando escucho tu risa, la misma que con su recuerdo, me rescata de un hondo océano en el que sin saber nadar, sin ti, me cuesta tanto salir...
Dedicado a aquellos 6 corazones que la vida me ha regalado.
martes, 19 de junio de 2012
Días de horror y desconcierto
Fotograma de The Turin Horse, Bela Tarr.
Luché sobremanera por salvar ese honor,
pero el honor no existía y todo fracasó.
Sólo vi el desierto y su inmensidad,
y su falta de agua me hizo llorar.
Pensé que moría en su profundidad,
pero llegué a un oasis en el que respirar.
Lo que consideraba como princesa real,
me volvió la cara y vi a una bruja brutal.
Así yo perdí las ganas de encontrar,
a la princesa mutada en bruja fatal.
Mordí su manzana y podrida la hallé,
dando por perdida toda su fe.
Los días pasaban y yo demostré,
que el castillo era arena, y la bruja, muy cruel.
Mi alma crecía y no pudo evitar,
gritar desde lejos toda su maldad.
Salí del castillo y el tiempo me dio,
lo que nunca quisiste hacer real.
Salí de aquel barro y volví a encontrar,
mis inmensas ganas de volver a soñar.
sábado, 16 de junio de 2012
CONVERSACIONES CON ALE…
– ¡Cuánto tiempo! Y tiene que ser aquí, en la
entrevela de mis sueños. Cuántas cosas de las que hablar, que contarnos, que
revelarnos. No tiene sentido empezar
esta conversación con un “qué tal”. Sería una pérdida de tiempo en esta nueva
oportunidad de reencontrarnos. Ya te veo bien, has conservado como nadie tu
blanca tez infantil, aunque tus ojos cuentan con una madurez extrema. No
obstante, qué más da todo esto, tengo tantas cosas que decirte.
Mientras mi sorpresa se mantenía, él
trataba de tomarse su yogur con cierta parsimonia, mientras de forma extraña,
para él nuestro encuentro no fue de la misma sorpresa. Parecía haberme visto
ayer, y su actitud, guardaba ese dulce aire que desde siempre le conocí, con
una espontaneidad que en pocas personas he visto. Simplemente, me miró, sonrió
y siguió atento a mi charla.
– Ante todo me pesa, nuestra no despedida, el
haber tomado caminos tan dispares sin apenas un adiós. Yo, tuve que quedarme
aquí. Tú, emprendiste un camino del que apenas tú sabes cómo te ha ido. Esa
conversación que no llegamos a tener, aún a día de hoy me pesa. Quizás debería
haberte mostrado mi cariño antes de partir, pero creo que, incluso tú, te
quedaste a la espera. No creas que por eso no me importaste, o que tu nueva
vida no me interesó, quizás me negaba a ese alejamiento forzoso al que el
tiempo nos sometió sin remedio; o quizás, simplemente, no sabía que tu partida
fuese tan inmediata. El caso es que no pudimos hablar, y este encuentro está
siento para mí todo un alivio para el alma.
Veo que te va bien, que has sabido
adaptarte a tu nueva vida. Estoy sumamente sorprendida que, a tu pronta edad,
hayas sabido tomar tan bien las riendas.
– ¿Las riendas? – Sonreíste – Pero, si ni siquiera
sé qué son, ¿cómo las voy a tomar bien?
– Las riendas, no son más que el inmenso camino
que decidiste tomar. Sólo es eso, sólo, que en este caso, quiere decir mucho. ¡Qué orgullo de
hermana pequeña! ¿Has visto qué bien lleva sus estudios? ¡Está creciendo como
nadie, casi es ya más alta que yo. Aún así, ver su risa, me hace recordar la
tuya. Me recuerda mucho a ti y al tiempo que los tres compartimos. ¿Te
acuerdas?
– Me acuerdo de tu terraza, aquella en la que mi
madre nos tenía que dar de comer porque sólo pensábamos en jugar contigo, en
estar cerca de tu madre. Recuerdo tu azotea, y sobre todo tu cuarto, en el que
me ponías a dibujar para que estuviese callado para que así pudieras estudiar.
¡Vamos a jugar al cole! me decías, y yo, como todo lo que hacía contigo, asumía
como algo divertido de lo que disfrutar. Eso es con lo que debes quedarte, con
mi buenos recuerdos de los momentos que pudimos compartir, todo lo demás, queda
ya lejos, y no tiene sentido darle una vuelta más.
– Quizás tengas razón, o al menos, parece bastante
coherente oírlo, pero hay cosas que no podemos dejar atrás, superarlas o
inclusive aprender a vivir con ellas. Y esta es una de esas situaciones. Los
buenos momentos, esos los tengo bien guardados es mi particular baúl que es mi
cabeza, no obstante, se repiten no solo los buenos, sino también aquellos que,
simplemente, no pudieron ser. ¿Aprender a vivir con ellos? ¿olvidarlos? ¿dejar
que pesen en mí? Eso para mí es imposible, e incluso, se han visto reforzados
con nuestro inesperado encuentro. ¿Sabes qué? Tengo que decirte una cosa y es
que, me sorprende que, conservando aún ese rostro, esa forma infantil que te
define, tus pensamientos, tu forma de hablar han madurado incluso más que yo.
Siempre supe que para ciertas cosas fuiste un niño bastante adelantado para tu
edad. Asumiste tu senda impuesta como nadie, y aún hoy, pareces haberte
acostumbrado a ella. Toda una lección la que acabas de darme, pero ya me
conoces, soy difícil de convencer.
-
– No es convencimiento, es racionalizar lo que
vives.
¿Perpleja? Esa no era la palabra que definía mi actitud
frente a la suya, frente a toda esta conversación. Para mí siguió siendo uno de
mis niños preferidos, y me cuesta tanto oírle hablar así. Es como si me faltase
alguna otra explicación para este momento, esta conversación, me faltaba no ver
tanta madurez en su mirada. Supongo que necesitaba ver en él, que sus días allá
donde fue, no lo habían cambiado tanto. Sólo se madura a golpes en la vida, y
quizás esa consistencia al hablar me hacían sentir que el gran golpe de su
vida, acabó por interrumpir la única etapa de la vida en la que se es puro, la
infancia. Pero en ese momento, una mariposa cruzó cerca de su nariz, tiró sin
remedio aquel yogur casi vacío, mientras sonriendo, le vi de nuevo marchar tras
esa mariposa. No se volverá a repetir, lo presiento y aún, me quedan tantas
cosas por contarle…
lunes, 11 de junio de 2012
Reescribiendo sensaciones
Te acercaste a mí pensando que el verde de mis ojos te
darían alegría,
Y con sólo mirarme de cerca comprobaste la negritud que
asumían.
Viniste a mí pensando, que bajo mi pálida tez encontrarías
ternura,
Y con sólo tocarme, te diste cuenta que tan sólo servía para
revestir mi amargura.
Quisiste saber que había tras el botón de mi camisa,
Esperando amor y deseo,
Cuando tras ella solo pudiste conocer lo que encierra un alma turbia.
En mis brazos quisiste refugiarte y con solo llegar
estuviste a punto de ahogarte.
Pasaron los días y tus ojos insistieron,
Pero mi corazón ya hacía tiempo que estaba podrido.
Aún así, de mis labios quisiste oír un te quiero,
Y sin embargo, sólo oíste un atroz adiós.
Un adiós cargado de miedo, porque en tu pecho hallé el
escondrijo en el que siempre quise evadirme.
Porque el mundo sólo con existir me aplacaba,
Porque a nada nunca le vi sentido.
Pero en lugar de hablarte de mí,
Preferí que tras estos instantes, me vieses partir.
domingo, 10 de junio de 2012
... las consecuencias de lo que hiciste...
Me vendí al mejor postor, antes de que ni siquiera acabara de explicarme su oferta. Entregué mi pensamiento a un concepto en el que no creía, porque me prometieron que acabaría aceptando el devenir del mundo.
Me senté a solas frente a mi imagen reflejada en el espejo. Ella fue la que sentó los puntos sobre las íes, la que acentuó las banas palabras acabadas en -e, la que desfiguró una realidad que llegué a sentir factible, la que convirtió su calor en frío, la que tradujo las esperanzas en rocosos caminos recorridos por mis pies descalzos, la que mostró la crueldad del "auto-convencimiento" al esperar algo mejor.
- Imagen, estás maldita -
Como respuesta, lanzó sus garras hasta arrancarme el alma. Tu condena, el ser consciente de haber "protituído" todo lo que realmente fuiste.
sábado, 9 de junio de 2012
Tu moño, mi referencia en el camino.
Repartida la sangre de manera irregular por mis venas,
mi corazón bombea a una velocidad casi imperceptible.
Sólo una pequeña cantidad de sangre empujada con escasa fuerza hasta el cerebro,
originan mi único pensamiento,
áquel que me acerca a una inquietud permanente,
viéndome a secas, sin expresión alguna,
haciendo que cada minuto sea un interminable camino,
que, cuesta arriba, parezco querer abandonarme en su comienzo.
Y en un momento en el que consigo trabajar el "anti-pensamiento",
te veo a ti, tendiéndome tu mano, tu alma.
Me cuesta reconocerte entre mis escasas fuerzas.
Pero entre toda mi confusión,
consigo adivinar tu pelo,
áquel que siempre conocí recogodio en tu particular moño.
Entonces, me basta con oír tu voz amable,
para conseguir llegar a una emoción desbordante,
a la que sólo consigo llegar si soy capaz de sentir tu bienestar.
A la del moño...
martes, 29 de mayo de 2012
Cuando pudimos ser ángeles..
Caminando lentamente para atrasar así la llegada a la oficina, me acompaña aquella música que me despierta de una situación, la actual política y social del país, cuanto menos detestable.
Con la frase ...nadie nos prometió vivir eternamente... bajé de mi mundo fantástico en el que suelo refugiarme, donde aún disfruto de la compañía de Fede, Pepín o Mari Tere...aquel mundo del que a veces, me cuenta salir. Y fue en ese momento, cuando me encontré rodeada de niños de unos 6 años, sonrientes porque iban a cualquier excursión, haciéndose zancadillas los unos a los otros... y no pude evitar pensar en cuál es el futuro que en estos momentos les estamos gestando, qué será de aquellos que, sin medios económicos, quieran estudiar dentro de unos años, si también querrán irse a su propio mundo fantástico, donde los que salen perdiendo no siempre son los mismos, donde la realidad, es amiga de lo justo y todos contamos con los mismos derechos y libertades entre las que reina la verdadera democracia y una voz conjunta en la que de fondo contamos con el eco de la esperanza...
Por aquellos que, con sus sonrisas nos hacen querer disfrutar de un mundo mejor...
sábado, 3 de marzo de 2012
¡EL ARTISTA SOY YO!
Fotografía Rocío Troya
– ¡El artista soy yo! – Vociferaba cada vez que notaba su reflejo en alguna superficie, ya fuese un espejo o un simple escaparate por el que pasara.
La verdad es que era de una personalidad extraña, tanta adoración y narcisismo frente ¿a qué? ¿Qué era lo que podría verse para sentirse tan dichoso de haberse conocido? Todo lo que lo rodeaba no era más que desastre, desolación y soledad… nadie a su alrededor con quien realmente hablar ¿no le interesaba? ¿o es que acaso ni siquiera él podría ser capaz de decir lo que realmente pensaba?
Todo lo que a su alrededor se movía no era más que imaginación hacia un mundo que sin saberlo, debía adorarlo, debía mantenerlo en el altar de los grandes creadores, eso sí, si haber hecho por ello más que algunos bocetos sin el menor interés artístico.
De personalidad fuerte y severa, a pesar de lo que él siempre quiso mostrar, iba por las calles de su ciudad alabándose y agradeciendo a cada minuto el haberse conocido. Todo lo contrario de lo que pensaba la multitud que lo rodeaba. Algunos, como yo, sintieron lástima de aquel Narciso, otros simplemente lo repudiaban porque ya habían probado de su egocentrismo, y la mayoría accedía a su relación con miras a sentirse mejor consigo mismos por el simple hecho de reírse de una personalidad absurda que sin saberlo vivía en un mundo ajeno a él.
Una mañana de invierno, nuestro artista, saliendo a la calle oyó unas voces que le repetían… – Si te analizas, verás como tu vida carece de todo sentido. Todo ha sido una vulgar mentira que has ido construyendo a ras de tu locura por sentirte admirado. Ni un ápice de sentimiento verdadero frente a los demás has demostrado nunca, y sin embargo, te crees con el derecho de creer que todos los que alguna vez contigo han estado, tendrían que adorarte por el simple hecho de permitirles tu compañía-
– ¿Qué habrá sido eso? – se preguntó Narciso, a lo que la voz contestó…
– Sólo soy tu conciencia que por fin, 40 años después, la has dejado escapar.
Al oír estas palabras Narciso se encerró entre sus cuatro paredes, pensando en lo injusta que su conciencia había sido consigo mismo, reprochándole cada palabra de no admiración que de su mente habían salido.
– No te preocupes – volvió a decir la voz – solo tienes que pensar que he sido un mal sueño.
Y con estas palabras, Narciso con más fuerza aun si cabe, salió de nuevo a la calle gritando ¡ El artista soy yo!
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lunes, 20 de febrero de 2012
UNA OSCURIDAD FELIZ
Primera y última mirada al abrir y cerrar mis días. Porque aun siento que necesito mirarte a los ojos para demostrarme que todo fue real, que todo lo que me aportaste fue cierto.
Cuesta entregar la memoria a los buenos momentos en el mismo instante en el que la consciencia te dicta que todo ha pasado, y que, por aquel concepto estúpido del fin, jamás volverán a repetirse.
Suerte que he tenido de poder contemplarte a cada segundo, de analizar cómo dormías, cómo jugabas e incluso cuando necesitabas algo de mí, normalmente amor incondicional.
Contar nuestra historia no tendría sentido sin la oportunidad de mirar mis manos, aquellas en las que buscabas refugio, entre las que sabías enlazarte para buscar ese sitio que aun en estos días te esperan y te esperarán.
Una vez me dijeron que cuando te quedabas sin palabras para expresarte, es que habrías llegado al culmen del sentimiento, donde nada puede explicarse, y donde nada tiene más razón que la de la hondura de un corazón que con tu marcha has vaciado. Ya no siento nada, me repite cada día.
– Necesito volver al refugio que encontraba en aquellos enormes ojos verdes con pupilas dilatadas, al sentimiento cálido de sentir tu cuerpo perfectamente adaptado al mío.
Y en esos momentos mi cabeza no sabe qué contestar, sabe de la dificultad que para el corazón supone tu lejanía, no tiene más que decir, porque simplemente puede decirle, – algún día, solo quizás, vuelvas a sentirla junto a ti–
Ven a verme en sueños. Mientras yo, seguiré guardando tu sitio para que puedas refugiar tu alma allí siempre que lo desees.
A mi peque, a la oscuridad más alegre que he conocido nunca.
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