martes, 5 de noviembre de 2013

Aquel niño.



A aquel niño de grandes ojos marrones, de pestañas alargadas en el que a veces me siento y veo reflejada.

A aquel niño que con su dulzura pudo hacerme sentir la fortuna entre mis brazos. Un peso pluma con el que sentirme rica, henchida, llena de ternura y orgullo.

A aquel niño, que hace un par de días ya cumplió los 14, a aquel niño, al que sigo mirando con admiración por todo lo que me ha ido enseñando.


A aquel niño, que ya casi es un hombre, pero que sigue siendo, mi niño.