Píntame, y hazme ver…
lo bonita que en tu mundo puedo llegar a ser.
Muéstrame, lo que tus ojos ven en mí…
porque mi espejo no para de repetir:
“Musa fría, lánguida y poco sutil,
No cruces la calle sin esconder tu figura senil…”
A veces camino, por saber,
si algún reflejo me hace entender,
que mi palidez, pueda llegar a ser…
candidez y no desolación…
que mis ojeras son de pensar en ti,
y no en mi devastación.
Mirada huidiza al sentir,
que tu boca sonríe sin me ves venir.
Intenté por ello convertir mi frialdad,
en una blancura de índole vital.
Pero la multitud, me recordó… a viva voz…
“Tu eres la musa de la desilusión…
Musa fría, lánguida y sin voz…
no salgas nunca, te verán bajo sol…”
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