jueves, 21 de octubre de 2010

LA SOBREVALORACIÓN DE LO SUPERFLUO.

Fotografía: Rocío Troya.

Son muchas las situaciones en las que comienzo a pensar en cuáles son los valores reales de una sociedad dominada por gritos y discusiones de temas banales en cualquier medio de comunicación. Vivimos en una sociedad donde a todos nos ha de importar lo ajeno, donde todos los niños tienen que ser bailarines o cantantes y replantearse lo que es el amor con apenas 12 años. Una sociedad que está totalmente viciada de imágenes violentas que ficcionan episodios reales cargados de crueldad.

Y mientras yo, veo ese juego desde fuera, como si no pudiese participar en esa falsa que se ha convertido la vida, en parte por repudiar todo ese juego cruel en el que ni siquiera me atrevo a entrar por miedo a acabar enganchada…porque como todos sabemos, la mente tiende a perderse por entre las vulgaridades del día a día por la complicación de enfrentarse realmente a uno mismo. El mayor miedo al que muchos nos enfrentamos por lo que podamos hallar, por lo que podamos descubrir dentro de nosotros mismos. Pensamientos imperdonables que día sí día no, nos persiguen de manera indiscriminada.

En un intento de escapar de todo ello, intentas cuidar tu persona tal y como te sientes sin esperar que nadie pueda meterse en lo que piensas, simplemente porque el problema está en la falta de un pacto dentro de uno mismo. Sin embargo, la reacción es la contraria, llegando a encontrar un exceso de positividad obligada que todos tenemos el deber de obtener. Esa sobrevaloración actual a una actitud positiva, que no es más que una manera de negar lo que ocurre realmente.

No juzguen los que lean este artículo que defiendo la negatividad o el desastre, todo lo contrario. Valoro la vida tal y como es vivida, con su variedad de momentos en los que no sea una actitud reprochable el reflexionar sobre lo que cada uno lleva dentro de sí. La tristeza, la disconformidad, son sentimientos tan válidos como el disfrutar de una mañana de verano junto a la persona más importante de tu vida. Por ello, ¿por qué tanto miedo a reconocer que los tienes?

lunes, 18 de octubre de 2010

TRISTE MOMENTO TRAS EL ÉXTASIS

Fotografía: Rocío Troya


Nunca supe cómo abordar esta temática. Gracias a un amigo, supe que era un sentimiento generalizado del ser humano e incluso de cualquier animal tras vivir un momento de completo éxtasis, un momento en el que con tan sólo segundos de diferencia nos encontramos en la cima y en la más completa oscuridad de un pozo en el que ni siquiera se vislumbra un poco de luz en alguna dirección.

Sensación injusta la de culpabilidad frente al momento en el que, de repente, te invade una gran necesidad de soledad, al tiempo que un ideal narcisista ocupa cada parte de tu mente. Mírame, piensas, me haces sentir contraria. Busco soledad y refugio, busco diversión y paz, busco perderme por entre lo que me ofreces, al tiempo que busco huir de toda aquella inmensidad que me asusta y me vacía. Y es que, es un instante en el que el blanco se tercia negro, y el negro en el apacible dolor que necesitas expresar justo en ese momento.

miércoles, 13 de octubre de 2010

COMENZAMOS NUEVA ETAPA


En resumidas cuentas, cada mañana volvemos a ser conscientes de que no es más que el transcurso de un tiempo pasado… que cada mañana al despertar no lo sumamos al tiempo vivido, lo restamos del tiempo que nos queda por vivir.

Por ello, no hay mejor aliciente que ganarle la batalla al tiempo a través de la permanencia de los recuerdos. Todo lo que guardes dentro de ti…jamás dejará de ser revivido.

Queda pues inaugurada una nueva etapa de este, mi pequeño espacio.