sábado, 3 de marzo de 2012

¡EL ARTISTA SOY YO!


Fotografía Rocío Troya


¡El artista soy yo! – Vociferaba cada vez que notaba su reflejo en alguna superficie, ya fuese un espejo o un simple escaparate por el que pasara.

La verdad es que era de una personalidad extraña, tanta adoración y narcisismo frente ¿a qué? ¿Qué era lo que podría verse para sentirse tan dichoso de haberse conocido? Todo lo que lo rodeaba no era más que desastre, desolación y soledad… nadie a su alrededor con quien realmente hablar ¿no le interesaba? ¿o es que acaso ni siquiera él podría ser capaz de decir lo que realmente pensaba?
Todo lo que a su alrededor se movía no era más que imaginación hacia un mundo que sin saberlo, debía adorarlo, debía mantenerlo en el altar de los grandes creadores, eso sí, si haber hecho por ello más que algunos bocetos sin el menor interés artístico.
De personalidad fuerte y severa, a pesar de lo que él siempre quiso mostrar, iba por las calles de su ciudad alabándose y agradeciendo a cada minuto el haberse conocido. Todo lo contrario de lo que pensaba la multitud que lo rodeaba. Algunos, como yo, sintieron lástima de aquel Narciso, otros simplemente lo repudiaban porque ya habían probado de su egocentrismo, y la mayoría accedía a su relación con miras a sentirse mejor consigo mismos por el simple hecho de reírse de una personalidad absurda que sin saberlo vivía en un mundo ajeno a él.
Una mañana de invierno, nuestro artista, saliendo a la calle oyó unas voces que le repetían… – Si te analizas, verás como tu vida carece de todo sentido. Todo ha sido una vulgar mentira que has ido construyendo a ras de tu locura por sentirte admirado. Ni un ápice de sentimiento verdadero frente a los demás has demostrado nunca, y sin embargo, te crees con el derecho de creer que todos los que alguna vez contigo han estado, tendrían que adorarte por el simple hecho de permitirles tu compañía-

      ¿Qué habrá sido eso? – se preguntó Narciso, a lo que la voz contestó…
      Sólo soy tu conciencia que por fin, 40 años después, la has dejado escapar.

Al oír estas palabras Narciso se encerró entre sus cuatro paredes, pensando en lo injusta que su conciencia había sido consigo mismo, reprochándole cada palabra de no admiración que de su mente habían salido.
      No te preocupes – volvió a decir la voz – solo tienes que pensar que he sido un mal sueño.
Y con estas palabras, Narciso con más fuerza aun si cabe, salió de nuevo a la calle gritando ¡ El artista soy yo!