viernes, 14 de junio de 2013

Rocío Troya Fotografías.






Vivo en un mundo en el que el que más tiene es el que menos da. Vivo en un país en el que mientras más mala persona seas, más premiarán tu actitud. Vivo en una sociedad que carece de toda ética y moral, donde a los que trabajan, se les explotan y otros muchos que quieren trabajar, no pueden; donde los que se rascan los huevos cada día, son los únicos que no tienen problemas para llegar a fin de mes.

Cuando era pequeña, me enseñaron que había que trabajar, que luchar por lo que uno quiere, por lo que a uno le ilusiona. Me enseñaron que si colaboras y haces lo que esté en tu mano, podrás ser feliz.

Hoy, gracias a todos aquellos que se alzan como salvadores de una situación que ellos mismos han creado, a aquellos que han robado para que otros hoy, estén viviendo en la calle con sus hijos, descubro que todo era mentira. Que la vida en comunidad no es más que puro egoísmo… Que las palabras de Hobbes, al que un día tomé como extremista, hoy, es el único pensamiento que he reafirmado. 

Por eso, ¿por qué no aprender de los maestros del engaño, la mentira, el egoísmo y la injusticia? Seguro que si todos nos lo proponemos, llegaremos a buen puerto. O puede, que salgamos todos ardiendo, pero al menos, habremos ardido todos por igual. Porque al final todos acabamos siendo polvo.