viernes, 9 de febrero de 2007

Pablo Picasso, un genio precoz, II.

autorretrato_picasso

Si fue el propio artista el que resumía su estancia en A Coruña como una fase repleta de captación y adopción de nuevas técnicas de expresión artísticas, su traslado a la ciudad catalana le supone en un principio un momento de estancamiento y de poca producción, llegando a considerar inútil su paso por la escuela de Bellas Artes, donde según las palabras del mismo no llegaría a aprender nada nuevo. Sin embargo, y dejando que fuese el tiempo el que colocase al pintor en su lugar, fue este periodo en Barcelona, ciudad a la que se traslada en 1895, un tiempo de trabajo gratificante y de producción ingeniosa que dirigiría al malagueño hacia ese cierto modernismo español que se gestaba por aquellos años. Y es que dos años después de su traslado a la ciudad, Picasso comienza sus estudios en la Academia Real de San Fernando, donde corroborará esa tendencia simbolista inspirada en la cada vez más influyente corriente abstracta a la que seguirá unido el resto de su vida.

Nada haría presagiar los acontecimientos ocurridos en la primavera de 1898 en la que Picasso, esta vez por motivos de salud, se ve obligado de nuevo a trasladarse, ahora a Hortas de San Joan, un pueblo de Barcelona en el que aprenderá junto a su inseparable Manuel Pallarés a evadirse de todo aquel sufrimiento producido por la gran ciudad. Asimismo, comienza un cierto interés compulsivo por retratos y dibujos al trazado que pondría en práctica a su vuelta a Barcelona, donde comenzará a relacionarse con otros artistas y literatos de su mismo tiempo.

Entonces comenzarán las horas muertas en Les Quatre Gats, al más puro estilo Le Chat Noir de París, debatiendo sobre las corrientes filosóficas contemporáneas y la inevitable repercusión de éstas en sus respectivos artes. De las constantes lecturas sobre Nietzsche o Schopenhauer, Picasso traslada a su obra la preocupación por la decadencia humana que, unido al original simbolismo producto de la sensibilidad artística del pintor de mirada profunda, elevará su arte no solo a lo puramente bello, sino otras cuestiones como el sentimiento, la intensidad o la profundidad en el trasfondo de su obra, matices que engrandecen al por entonces jovencísimo Picasso entre sus coetáneos. A pesar de todas las colaboraciones que por esas fechas realiza en revistas culturales, España se queda pequeña en influencias para el gran pintor, que pone sus miras en París, ciudad a la que se traslada en 1900, y donde disfrutará de una nueva vida bohemia a caballo entre sus grandes ciudades Málaga, Barcelona y París, en las que, sin ser consciente, se está convirtiendo en todo un modelo por sí mismo.

2 comentarios:

cani dijo...

Enhorabuena por tus últimas publicaciones. Me encanta llegar a casa y leer textos breves y de tanta calidad como los que veo publicados aquí con asiduidad.
La musique c'est superbe mais il y a d'autres compositions de Charpentier un peu plus gaies et aussi belles.
Mes félicitations pour les derniers blogs

cani dijo...

J'ai essayé de lire de nouveau le texte de ce magnifique génie de la peinture mais on m'a dit que la page "ha expirado". ¡La pauvre! Je ne savais pas que tes commentaires, à part de l'énorme qualité, ont de la vie. Magnifique!