Fue el nombre de Pablo Ruiz Picasso el que a lo largo de 2006 con motivo del 125 aniversario de su nacimiento, estuvo llenando salas de exposiciones y teatros, más una serie de especiales que se le fueron dedicando al más prolífico de los creadores (y quizás sea ésta la palabra que mejor le defina) del siglo pasado, demostrando con ello la inmortalidad de su arte.
Una vida volcada a la creación artística como medio de expresión en todas sus manifestaciones, de pinturas a películas, pasando por el teatro, la fotografía o el dibujo, una obra cargada de simbología y continuas experimentaciones sobre lo ya inventado, unas tentativas con las que lograba reinventar el propio arte. Y es que desde pequeño, ya se le vislumbraba un futuro artístico prometedor al ser capaz de hacer propias, técnicas que sin duda contribuyeron a ser un reflejo en el que postrar su singular mirada ante lo irreal. Dotado de una gran imaginación, impulsividad y creatividad innatas, el joven Pablo comenzaba su andadura artística de la mano de su padre durante su estancia en A Coruña, que con apenas 10 años, inicia una etapa de absorción y aprendizaje de técnicas academicistas, conocimientos que fueron erigiendo ese pilar fundamental común en toda su obra, evidenciando la fascinación de un joven pintor que elogiaba la representación subjetiva de la realidad a través del uso de técnicas como el claroscuro, dirigiendo su obra hacia lo que posteriormente se denominaría como “etapa azul”.
Madurez en el trazo, dramatismo en el contraste entre la realidad y lo representado, más un peculiar ensalzamiento del sujeto, se convierten en los rasgos del primer Picasso que ya con 14 años sorprende al mundo con su obra Muchacha descalza, tomado por muchos como su primera gran obra.
Es entonces cuando el pintor malagueño comienza una nueva etapa en su vida al trasladar su residencia a Barcelona, no sin antes hacer parada en Madrid para visitar el Prado y las grandes obras de aquellos otros genios que tanto le influyeron como Velázquez o Goya, unos cambios que vieron la respectiva evolución en su obra, una galería que no tardaría en encandilar al resto del mundo, que no pudo más que rendirse a los pies de áquel que supo hacer de lo estético, algo bello, y de todo esto un nuevo arte.
1 comentario:
"Un pintor es un hombre que pinta lo que vende. Un artista, en cambio, es un hombre que vende lo que pinta."
Pablo Ruis Picasso
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