sábado, 8 de enero de 2011

El triunfo de lo decadente.

Fotografía: Rocío Troya.



Es la perversidad de mis pensamientos lo que me encamina hacia la impureza del propio acto de la unión entre dos o más cuerpos que, en una armonía casi delirante, rompen sin compasión las ataduras de lo previsible, de lo ético.

Salta la barrera que continua oprimiendo el dulce sabor de lo destructivo, de lo horrible, de todo cuanto de impureza pueda bañar al instinto feroz de aquel que por sus venas corre aun sangre caliente.

Limítate a vivir la vida por el arte al igual que proclamaba Wilde, observa y define la belleza de lo siniestro como hizo el maestro Baudelaire. Cumple sin premisas el dictado de un subconsciente liberado de toda moral estricta que nos estruja en nuestras propias mentes como símbolo de lo que nunca fuimos: libres.

1 comentario:

soy tan inerme como inerte dijo...

LO INTENTE... LO HICE... LO PERMITI... LO DISFRUTE...SABORIE EL AMORGO Y EL DULCE... ANACRONICAS SENSACIONES AL LEER SU TEXTO GRACIAS POR ESCRIBIR... DESDE ESTE LADO ESCUCHO SUS PALABRAS PARLOTEAR EN MIS OJOS...